Venas que surcan nuestros cuerpos,
cuánta genética llevan dentro de si.
Somos un claro ejemplo de fusión,
sangre candente que pone proa al corazón.
Diferentes razas en un mismo barco
prosapia, blasones, cepas y cunas,
todo ligado en solo un ser,
han cruzado el mar para florecer.
En ese plasma hay altos valores,
de tesón, de bravura, de gracia natural
que transitan bajo la piel y son como miel;
una fuente de energía única, y esencial.
Sus esfuerzos, serán la bomba motora,
y la templanza de los años, su mesura.
En la diversidad de sus genes
hay un abanico de impresiones,
huellas indelebles sujetas a la suerte
de ser grabadas como aguafuerte.
Podrán ver en la estampa del espejo
enmarcado por nuestra figura,
el semblante familiar, de los hijos que vendrán
y así entender que solos nunca han de estar.
Nancy S. Vaccari Allerborn
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